Los primeros
registros sobre el champiñón proceden de Japón y China, mientras que en Europa
se cultiva desde hace unos tres siglos.
Hoy en día su
cultivo en la mayor parte es artificial, es por eso que el precio se ha
abaratado mucho y llega a las cocinas más humildes.
Hay
testimonios en los jeroglíficos egipcios contienen leyendas en las que a los
champiñones se les atribuía la inmortalidad y sólo los comían ellos, estando
prohibidos a los plebeyos.
En España se
cultivan principalmente en la Rioja, existen dos clases: los silvestres,
Agaricus Arvensis crecen en lugares donde la materia orgánica es abundante y
aparecen a finales del verano con las primeras lluvias del otoño.
Los cultivados
( Agaricus bisporus ), este es el llamado: Champiñon de París pues su cultivo
en Europa se inició en Francia, se cultiva sobre estiércol en el interior de
cuevas adaptadas para su cultivo.
Dietéticamente
son bajos en calorías y bajos en grasas, muy poco de sodio, aunque contienen:
fósforo, selenio, magnesio, zinc y potasio, vitaminas del grupo B más en los
champiñones silvestres.