viernes, 2 de septiembre de 2016

EL BONITO, un pescado muy interesante nutricionalmente.

La costera del BONITO

Sus " aletas en V " demuestran que se trata de un pescado azul. Foto EL NAJO 2016


Pertenece a la familia Scombridae, su cuerpo parecido a la caballa, aunque se diferencia por su tamaño y por tener la segunda aleta dorsal justo detrás de la primera, puede alcanzar más de 10 kg. De peso y unos 80 cm de largo, se reproduce en la primavera y a principio del verano.
Su mejor momento para la pesca va de junio a octubre, es su mejor momento para su consumo en fresco y para las industrias conserveras.

La captura de tan beneficioso pescado de temporada se pescaba siglos atrás con pequeñas embarcaciones de remo y vela, con el arte de “ Curricán “ o “ a la cacea “ que es una técnica de pesca con anzuelos.

Como valor nutricional es muy interesante ya que es rico en vitamina B3, hierro, proteínas, calcio, potasio, yodo zinc, etc..


Foto EL NAJO

Recomendado sobre todo para el desarrollo muscular, durante la infancia, adolescencia y embarazo, etapas sin duda donde es necesario un mayor aporte de estos nutrientes por dicha vitamina B3, este alimento es muy beneficioso para el sistema circulatorio, diabetes o artritis.

A la hora de cocinarlo se puede hacer de diferentes maneras: Asado a la plancha, al horno, frito con pimientos rojos, en salsa, encebollado y para embotarlo en tarros de cristal de manera artesanal o comprarlo ya preparado de las numerosas fábricas que hay en algunas localidades marineras como por ejemplo SANTOñA en Cantábria.


Las fotos son de esta mañana, hemos estado en una pescadería lonja para comprar un bonito para “ embotar en tarros de cristal “ y otro para ir comiendo y cocinarlo de diferentes maneras, así como para congelar dos hermosas “ Ruedas “ allá para las Navidades, me gusta preparar una buena cazuela de bonito a la americana para esos días.

FOTO EL NAJO

Pedro Eguillot Atteridge 1.877-1.937 hizo una oda al marmitaco el 22-9-1.932. Lo publicó en el libro de cocina de la Marquesa de Parabere fue un libro que muchas bilbainas tenían en sus casas.

Surca la mar la lancha bonitera,
el acerado pez que a ella se arroja
víctima cae de su codicia fiera.
Mientras tanto el mutil, en la caldera,
hierve el aceite sobre la brasa roja.
Unas cebollas de su piel despoja
y pica bien con prontitud ligera.
De un bonito la carne palpitante
corta en pequeños trozos , que sofríe
con buen tomate y pimiento picante,
luego con agua hirviente lo deslie.
Y al caer el instante
en el que cesa la áspera faena
de patatas bien limpias y cortadas
la caldera se llena
y cuando blandas y guisadas
y sintiendo va su ánimo flaco
tras la labor penosa, el marinero,
a un aviso jovial del cocinero,
se apresta a devorar el marmitaco.